El cristianismo en Asia origina un diálogo transcultural aún no cerrado

EN JESUCRISTO ESTA LA SALVACION Y TODAS LAS POSIBILIDADES.

El cristianismo en Asia origina un diálogo transcultural aún no cerrado

Muchos de los grandes pensadores de la India moderna conocieron la figura de Jesús


Cada vez más el inmenso caudal de cultura oriental, especialmente la cultura india hinduista suscita admiración entre los intelectuales de occidente. Entre los cristianos alienta un deseo profundo de búsqueda de unidad entre todos aquellos que creen en Dios y orientan su existencia bajo un sentido religioso de la vida. Jesucristo no ha sido nunca un extraño en la India. Desde el primer siglo de nuestra era, el cristianismo ha estado presente en el subcontinente asiático, habiendo llegado allí quizás aún antes que al viejo continente. Comienza entonces un diálogo transcultural, todavía en curso y aún no cerrado. Por Gaspar Rul-lán Buades.



Una de las más antiguas representaciones de Jesús como el Buen Pastor, realizada hacia el año 300. Fuente: Wikipedia.
Una de las más antiguas representaciones de Jesús como el Buen Pastor, realizada hacia el año 300. Fuente: Wikipedia.
El renacimiento de la India constituye una larga etapa, que abarca el siglo XIX y gran parte del XX, en la que fue formándose la actual conciencia nacional de la India. Este largo proceso histórico fue produciéndose en el trasfondo de la presencia colonial inglesa, cuyo imperio colonial pronto llegó a considerar al subcontinente indio como la verdadera joya de la corona.

Muchos de los grandes pensadores que dieron origen a la India moderna conocieron la figura de Jesús y, en alguna manera, incluso para el auténtico pensamiento hindú, la persona de Jesús, introducida por el cristianismo en la India, se constituyó en un punto de referencia. Estos autores no son conocidos, especialmente en los ámbitos de cultura española y latinoamericana. Tendencias21 irá publicando una serie de artículos que introducirán en la significación de todos estos autores que permiten.

Introducción: el Renacimiento indio

Jesucristo no ha sido nunca un extraño en la India. Desde el primer siglo de nuestra era, el cristianismo ha estado presente en el subcontinente asiático, habiendo llegado allí quizás aún antes que al viejo continente. Según la tradición, fue el mismo apóstol Santo Tomas quién, pocos años después de Pentecostés, llegó a la India y estableció una comunidad de creyentes en Jesucristo.

Se conservan documentos históricos de la llegada en 345 a.d. a la misma costa occidental del continente (Malabar) de un tal Thomas Cana con un grupo de unos 400 cristianos y un obispo de Edesa, llamado José, y varios sacerdotes y diáconos de la Iglesia de Siria, para ocuparse del cuidado de la ya existente comunidad de cristianos que eran conocidos como “nazaries” o cristianos de Nazaret.

Así, San Jerónimo en el siglo IV pudo escribir “Cristo vive en todos sitios, con Tomás en la India y Pedro en Roma” [1] . Pero estos primeros cristianos, aunque totalmente integrados en la sociedad india, permanecieron siempre como un cuerpo extraño en la misma, con sus propias costumbres y su liturgia en lengua siríaca.

Quince siglos más tarde, los portugueses trajeron a la India, junto con el poder colonizador, un concepto exclusivista de la Iglesia católica, fuera de la cual, se predicaba, era imposible la salvación del hombre, lo que bloqueaba cualquier intento de acercamiento y diálogo con el conjunto de ideas religiosas que formaban lo que vino en llamarse “hinduismo”.

Las nuevas comunidades cristianas bajo el patrocinio portugués, excepto en contadas ocasiones de individuos particulares, no era sólo foránea, sino abierta y agresivamente opuesta a cualquier manifestación religiosa del hinduismo e, imponiendo el latín como lengua oficial de la liturgia, también opuesta a los originales cristianos siríacos del Malabar, lo que llevó, en 1653, a la tragedia del cisma de los hermanos de rito oriental.

No fue hasta el siglo XIX en que mientras la persona de Jesús y sus enseñanzas encontraban un eco en una minoría hindú, al mismo tiempo, los valores del pensamiento y las prácticas religiosas hindúes dejaban sentir su influencia entre algunos cristianos. El concepto de “renacimiento” indio, en el sentido utilizado con frecuencia por autores europeos [2] , como un renacimiento y modernización de la India gracias a la influencia cristiana, es, sin embargo, ofensivo a los indios y objetivamente demasiado simplista para explicar los profundos cambios que se desarrollaron en la India en el siglo XIX.

La India en 1800 era un país colonizado y explotado por la Compañía de las Indias Orientales, totalmente desinteresada en temas religiosos o sociales que no tenían nada que ver con los intereses comerciales de la Compañía. Sin embargo, desde el comienzo del siglo, grupos minoritarios de hindúes educados, empezaron a desarrollar una triple conciencia política, social y religiosa, que iba a suponer un verdadero renacimiento de la India, poniendo los cimientos de un nuevo país independiente, orgulloso de sus raíces culturales y religiosas, y abierto, al mismo tiempo a nuevas influencias llegadas del exterior.

Políticamente, estas pequeñas minorías despertaron a la situación de esclavitud en que se encontraba la India bajo el domino británico, colonizados por las debilidades y los defectos de las estructuras cultural y social internas de su país; socialmente, abrieron los ojos a los tremendos males de la sociedad india de la época: el rígido sistema de castas, la injusta situación de la mujer, el general analfabetismo y la enorme pobreza de la gran mayoría de la población del país, etc; y desde el punto de vista religioso, reconocieron la deficiencias de una religiosidad popular muy alejada de lo que ellos consideraban la pura religión de los Vedas y las Upanishads. Muchas y variadas fueron las causas del despertar de esta nueva conciencia india.

En 1857, el poder económico y político de la Compañía de las Indias Orientales pasó a manos del gobierno británico, convirtiendo al país en la “Perla de la Corona” de la Reina Victoria, proclamada Emperatriz de la India. El primer efecto de este cambio político fue la unificación de todo el subcontinente asiático en una sola unidad política, lo que hizo posible el nacimiento, por primera vez, de un sentimiento de comunidad entre todos los pueblos que formaban la India, y el desarrollo de un nacionalismo orgulloso de sus raíces y tradiciones culturales, sociales y religiosas.

Otro elemento esencial para entender este “renacimiento indio”, fue la extensión de la enseñanza del inglés en los niveles superiores de educación del país, lo que propició la rápida fundación de las universidades de Calcuta, Bombay y Madrás, de las que salieron los líderes que iniciaron el llamado “renacimiento indio”.

Finalmente, el tercer elemento a considerar para entender ese “renacimiento” indio, fue el cambio de actitud de los misioneros, especialmente protestantes. El siglo XVIII vio un gran incremento de la actividad misionera protestante, en la región de Bengala, que pronto se convirtió en el más importante centro de traducción, publicación y difusión de la Biblia en las lenguas nativas del país, así como el germen de un pensamiento muy consciente de las deficiencias sociales del país y la cuna de los primeros reformadores sociales hindúes de la India.

La conjunción de un alto nivel educativo en inglés y el contacto con la figura de Jesús en las numerosas traducciones de la Biblia en lenguas vernáculas, creó el calvo de cultivo de un “renacimiento” centrado en tres pilares fundamentales: defensa de la cultura india, deseo de reformas sociales, conocimiento y amor de la figura de Jesús. En esta serie de artículos iremos introduciendo la forma de pensar de los principales autores que, con enfoques propios han perfilado la presencia de la figura de Jesús en el renacimiento cultural indio.

Sería imposible analizar todos los actores de este renacimiento que duró hasta la independencia de la India en 1948, como sería confuso seguir un orden cronológico de los mismos, por lo que hemos preferido agruparlos lógicamente en cuatro grupos, analizando los principales representantes de cada grupo. En este primer artículo de Tendencias21 introducimos el primer grupo de autores, aquellos hindúes-cristianos que aceptan a Jesús pero no a la iglesia cristiana.

1. Hindúes-Cristianos que aceptaban a Jesús pero no a la Iglesia
El Jesús Maestro, de Raja Rām Mohan Roy (1772-1833)
El Jesús Amado, de Keshub Chandra Sen (1838-1884)
El Jesús Oriental, de P.C. Mazoondar (1840-1905)

2. Cristianos-Hindúes, que aceptaban a Jesucristo y a la Iglesia
El Jesús Verbo, de Brahma Bandab Upadhyāya (1861-1907)
El Jesús Yogui, de M.P.Parek (1885-1967)
El Jesús Popular, de Narāyān Wamanrao Tilak (1868-1919)

3. Hindúes-Hindúes, que aceptaban a Cristo en el neo-Vedānta
El Cristo Místico, de Rāmakrishna (1883-1886
El Cristo Mensajero, de Vivekānanda (1863-1886)???
El Cristo Cósmico, de Radakrishna (1888-1975)

4. Un hindú en busca de la Verdad
El Cristo Liberador, de Mahātma Gandhi (1869-1948)

La explicación de los autores señalados en los puntos 2, 3 y 4, de la precedente agrupación será abordada en próximos artículos de Tendencias21.

Hindúes cristianos

Este primer grupo está compuesto por aquello hindúes que aceptaron la persona histórica de Jesús y sus enseñanzas, pero, siendo hindúes, rechazaron los dogmas cristológicos cristianos. Nos atrevemos, sin embargo, a llamarlos “hindúes cristianos” por dos razones. Primera, porque ellos insistían, como veremos, que el hinduismo no era una religión sino una cultura, pues el hinduismo no tiene un fundador, ni dogmas, ni cultos, y las consideradas escrituras sagradas, como los Vedas y las Upanishads han sido el fundamento de muy diversas, y entre si contradictorias, concepciones de Dios y su relación con el hombre, desde el monismo panteísta más estricto y el dualismo en sus distintas formas, hasta el ateísmo.

Para el hindú educado su religión no es el hinduismo, con sus diversas creencias, costumbres y estructuras sociales, sino el Sanātana Dharma o Ley Universal. En segundo lugar, pueden llamarse “hindúes-cristianos” pues, como dice un profundo conocedor de las religión india: “leyendo los artículos de los últimos veinte años de estos autores hindúes, creo que si son tomados seriamente desde el punto de vista teológico, sin duda contienen un plena fe cristiana sobre Cristo como Hijo de Dios y Salvador” [3].

El Jesús maestro, de Raja Rām Mohan Roy (1772-1833)

Rām Mohan Roy es considerado el “Padre de la India Moderna” por su gran aportación a las reformas sociales y religiosas del hinduismo de su época. Bajo la influencia del racionalismo occidental, y el creciente nacionalismo, fue pionero en desarrollar una conciencia social en los hombres y mujeres educados de la India, y la idea de “seva” o servicio a los más desfavorecidos.

Para él, el amor a Dios tenía que ir necesariamente unido al amor y servicio a los demás. Educado en la Universidad musulmana de Patna fue profundamente influenciado por las ideas sufíes, abrazando el absoluto monoteísmo islámico, lo que le hizo aborrecer muchas de las expresiones aparentemente politeístas del hinduismo popular, y lazarse a una campaña ininterrumpida de reformas sociales, encontrando su inspiración en las enseñanzas de Jesús.

Para dar a conocer a hindúes y musulmanes las enseñanzas de Jesús, convencido como estaba de que “ninguna otra religión ha producido nada que pueda compararse con las enseñanzas de Jesús, y mucho menos pretender ser superiores a ellas” [4] , publicó, en 1820, un librito cuyo título ya resume la postura del autor frente al Jesús de los evangelios: “Las enseñanzas de Jesús: Guía para la Paz y la Felicidad. Extractos de los Libros del Nuevo Testamento atribuidos a los cuatro evangelistas con una traducción en sánscrito y bengalí”.

La obra es, únicamente, una selección de las enseñanzas morales de Jesús, empezando por el Sermón de la Montaña, evitando toda referencia teológica sobre la naturaleza y misión fundamental del Maestro pues, como dice el autor “este simple código de Religión y moralidad está tan perfectamente calculado para conducir las ideas del hombre a las elevadas nociones de un único Dios….y sirve de tal manera para regular la conducta de la raza humana en relación con sus deberes hacia Dios, ellos mismos y la sociedad, que sólo puedo esperar que su conocimiento produzca los mejores efectos para el hombre” [5] .

La imagen de Jesús que presenta Rām Mohan Roy es la del gurú, que en la India es mucho más que un mero maestro de enseñanzas teóricas; “el “gurú” es el maestro, preceptor y guía espiritual que inicia al discípulo no sólo en las enseñanzas, sino en la experiencia de algo superior. El gurú ayuda a sus discípulos a abrir su mente y corazón para descubrir un nuevo estilo de vida lleno de paz y felicidad, y esto es, precisamente lo que enseña Jesús en un sermón que empieza precisamente señalando el camino de la felicidad con las palabras “Felices, Bienaventurados” aquellos que el mundo, precisamente, considera más desgraciados: los pobres, los que lloran los compasivos, los mansos de corazón.

Jesús no da una serie de preceptos a seguir, sino que invita a un profundo cambio de actitud hacia uno mismo, buscando un corazón puro y humilde, y hacia los otros, un corazón lleno de generosidad para con los que pasan hambre, van desnudos, están enfermos o en la cárcel. Estos son los textos evangélicos que Rām Mohan Roy seleccionó en su libro y comentó más en detalle, lo que escandalizó a algunos misioneros protestantes incapaces de comprender cómo un hindú podía atreverse a utilizar las palabras de Jesús sin aceptar plenamente su carácter divino, lo que inició un duro debate en la prensa local que duró años, obligando a Rām Mohan Roy a responder con tres “Llamamiento al publico cristiano en defensa de “Los Preceptos de Jesús”, escrito por un amigo de la Verdad”.

Pero Rām Mohan Roy jamás negó, como tampoco afirmó, esta verdad fundamental de la divinidad de Jesucristo; él no era teólogo ni pretendió dar una respuesta a la pregunta de ¿quién es este Jesús?, él, simplemente, quería mostrar a toda la India no la fe en Jesús de los cristianos, sino la fe de Jesús en Dios y en los hombres, pues es Dios quien ha diseñado para el hombre este camino a la Felicidad y la Paz que enseñó Jesús. Las palabras del gurú Jesús son el camino del hombre para llegar a Dios.

Para Rām Mohan Roy, la religión no era sólo adorar a Dios, sino también hacer el bien en la sociedad en que se vive. Rechazando las tendencias monistas tan presentes en algunos pensadores hindúes, Rām Mohan Roy insistía que, en contra de lo que predican los ascetas y místicos advaitines, el amor a Dios no debe separar, sino todo lo contrario, acercar el devoto a los hombres y mujeres de la sociedad en que se vive, y esta íntima relación entre devoción a Dios y servicio a los demás, la encontró en las enseñanzas de Jesús que no estaban dirigidas únicamente a ayudar al discípulo a descubrir el único Dios, sino también a descubrir al hombre inmerso en la pobreza social, material e intelectual, buscando inútilmente la paz y la felicidad.

De ahí la enorme labor de reforma social que, a través de la prensa, la fundación de numerosas escuelas y el trabajo directo, emprendió contra el sistema de castas, la terrible costumbre del satī o quema de la viuda en la pira del difunto esposo, el analfabetismo, especialmente de las mujeres, la superstición, la idolatría y el politeísmo popular, etc.

Rām Mohan admitió que “aunque en otras religiones el precepto de ayudar al prójimo estaba presente, en ninguna otra religión se le daba la importancia central que le daba el cristianismo” [6] , y para cumplir su triple ideal de adorar al Dios único, servir al prójimo y respetar las otras creencias religiosas, fundó una Sociedad, el Brahmo Samāj (Sociedad de Brahma), que pronto se convirtió en la cuna de otros hindúes buscadores de la Verdad que, sin dejar de ser fieles a su religión ancestral, encontraron no sólo en sus enseñanzas, sino en la propia persona de Jesús, la inspiración de sus vidas personales, su trabajo social y, en algunos casos, su lucha contra el yugo colonial británico.


Comentarios

Entradas más populares de este blog

DESCANZAR EN SUS MANOS